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La caminata Jean Hobé

Municipio de Le Conquet






GPS : 48°21'19.2 N  4°46'45.0 W





Acceso : Salga del centro de Le Conquet en dirección de la Pointe St-Mathieu y gire a la derecha hacia la playa de Portez. Aparque allí y suba por la carretera de cornisa hacia la Punta de los Renardos. La caminata Jean Hobé es una especie de pequeño mirador a mitad de camino de la ladera a derecha.



    Colocada en la escapadura de un acantilado, esta zona verde es una parada decorada con varios parterres y bancos. Los caminantes vienen aquí a descansar y a contemplar el paisaje.



  La ansenada de Portez extiende su playa hasta la Pointe Ste-Barbe donde se encuentra su hotel de arquitectura futurista. Marca la entrada al puerto. En el fondo, el faro de Kermorvan se erige al final del punto del mismo nombre.



  El lugar es bonito, incluso bajo una rara y efímera capa de nieve.
Esta zona de relajación fue plantada voluntariamente durante años por Jean Hobé, un modesto empleado del Centro de Control Aéreo de Loperhet, al sur de Brest. Como hijo de agricultores, y no contento con cuidar su propio jardín, se apasionaba por esta zona de la costa, que desbrozaba, florecia y mantenaba regularmente hasta su muerte en 2010.



  En el fondo de este espacio, un sendero conduce al mar. A finales del siglo XIX y principios del XX, fue muy utilizado por los curistas que solían beber agua de un manantial situado en el fondo del acantilado entre las rocas. Los manantiales costeros estaban de moda en esa época y se consideraba que curaban una variedad de enfermedades. Curistas no dudaban en reservar una habitación en el Hotel Ste-Barbe por una semana o más, y se obligaban a venir a beber en la fuente varias veces al día. La gente de Brest llenaban pesados cajones de madera de ocho litros y se los llevaban a casa.


Fotos Jean-Pierre Clochon1: La fuente en 2009


Las ruinas de la escalera de hormigón construida por los alemanes



  Desde 1980, la fuente, declarada no potable tras los análisis bacteriológicos, ha sido abandonada. Sin embargo, sigue fluyendo y representa para la ciudad un importante testimonio de la Belle Epoque. El único ejemplo de este tipo en el País de Iroise, es una parte integral de su patrimonio.



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